Puntos clave antes de emprender un negocio

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Crear una empresa o montar un negocio no es una decisión fácil. Más bien al contrario. Hay muchos factores a considerar antes de emprender y constituir tu propia pyme o simplemente darse de alta como autónomo para lanzarte con tu propia aventura empresarial. La falta de financiación, la incerteza sobre el momento, la inexperiencia, la coyuntura del sector o el miedo al fracaso a menudo pesan demasiado en nuestra cabeza y estado de ánimo.

Los datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2012, el principal barómetro internacional sobre el emprendimiento, no invitan al optimismo cuando refleja que en España solo el 8,7% de los proyectos empresariales supera los tres años y medio de actividad.

Consejos para emprender un negocio o montar una empresa:

• ¿Cuál es el motivo para emprender? Se trata de una cuestión tan fácil de preguntar como, en ocasiones, difícil de responder; y no olvidéis que la razón que lleva a emprender guarda relación directa con las probabilidades éxito a la hora de emprender un negocio. Estar en el paro y tener que salir adelante, odiar la empresa en la que trabaja actualmente, tener libertad de horario o dar un pelotazo no son respuestas que auguren buenos resultados. Hay que expertos que consideran estos motivos como huidas hacia delante de una situación personal o profesional que amarga y deprime.

• Tener madera de emprendedor. Hay que tener claro que emprender es una forma de vida porque condiciona tu vida, con sus ventajas y desventajas. Por ello, si prefieres la seguridad, la rutina o librarte de la responsabilidad de pagar nóminas quizás debas plantearte otros trabajos u opciones profesionales antes de emprender un negocio.

• Adaptarse o morir. Normalmente, la idea de negocio inicial se modifica, se ajusta o se redefine incluso antes de salir al mercado. Por ello es fundamental tener la mente abierta a nuevas posibilidades así como capacidad para adaptarse a las exigencias y circunstancias para, si fuera necesario, reinventarse. Pese a los problemas que surjan, el buen emprendedor no debe derrumbarse ni rendirse, sino cambiar aquello que sea necesario. Hace falta flexibilidad para afrontar imprevistos. No fracasan las ideas, sino las personas.

• Socios. Muchas veces, el recurso más caro. Los emprendedores noveles tienden a emprender un negocio con otros socios en un porcentaje mucho más elevado que cuando se trata de la segunda o la tercera iniciativa empresarial. El motivo es el miedo, la aversión al riesgo. Si estás pensando en tener socios porque necesitas dinero, mejor buscan otras vías de financiación: una entidad financiera, una sociedad de capital riesgo, la familia…

• Escoger un sector del que se tiene conocimiento. Es fundamental conocerlo para saber qué reglas, condicionantes y particularidades se cuecen. Si no tienes experiencia en ese sector siempre puedes hablar con personas con experiencia y contarles la idea para identificar y anticiparte a posibles dificultades; trabajar en ese sector durante unos meses mientras planificas tu propio proyecto empresarial, o incluir a un socio con dilatada experiencia en ese campo.

• No emprender un negocio hasta no contar con un colchón que permita cubrir las necesidades personales mientras tu empresa arranca. Será importante incorporar tu propio sueldo al plan de negocio y, si se precisara más capital, habría que estudiar cómo atraer nuevos inversores. Siempre puedes contar con las ayudas para empresarios que ofrecen diferentes instituciones.

• Tener en cuenta al equipo que te rodea y cubrir la seguridad de éste. Un punto que se suele descuidar a la hora de emprender un negocio es la parte del seguro de salud. Cuando se es autónomo, no hay que desaprovechar las ventajas que ofrecen los seguros para negocios, como por ejemplo, los seguros de Adeslas. Así no solo salimos beneficiados nosotros sino también motivamos al equipo.

• Análisis y capacidad de reacción. Los expertos vaticinan que cuando un modelo de negocio no da beneficios rápidamente es difícil que los dé más tarde. En este sentido, en nuestro plan de empresa, hemos de saber diferenciar las inversiones o gastos ineludibles de los gastos que son prescindibles.

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